14 diciembre 2007

'Duelo de Titan-Lux' de Monologo

'Duelo de Titan-Lux' de Monologo

Amigos, he deciros que esta semana ha pasado un drama.

Bueno todo el mundo sabe que no tengo amigos, pero es una forma de hablar, podría decir: Compañeros, compatriotas o sencillamente acompañantes de amistad que es lo que suelo contratar últimamente para engañar a mi madre y fingir que tiene un hijo normal dentro de lo que cabe, aunque mi abuela sospecha un poco ya que siempre me ha visto con dinero en la mano mientras despido a mis supuestos amigos.

Una de dos o piensa que vendo droga o que las compro.

Y no se que es peor. Temo que algún día me venga a pedir algún ‘estasis’ para calmar los achaques de su edad, y poder volver a codearse con sus tan añorados elefantes rosas…

Pero ese, aunque a muchos os interese y queráis mi número de móvil, no es el tema de hoy para eso enviar ‘mañana’ al 5475 XD

Como os contaba, ha pasado un drama, una tragedia, una hecatombe, una calamidad, un verdadero desastre: mi madre también llamada Dolores, ha acabado en la lista negra de todas las editoriales.

-“Bueno, eso es perfecto!”. Pensareis.

Ya no la llamarán los pesados comerciales a venderle ninguna enciclopedia, ninguna fantástica colección de discos, ninguna increíble colección de dvd’s sobre Heidi y Marco, afirmando que eran mejor los dibujos de antes que los de ahora, que tan violentos se han vuelto.

Claro, es mejor ver pasar las miserias ajenas: una niña maltratada que siempre está en las nubes y un niño abandonado que tiene el mono. Si chiste fácil lo se.

Volviendo al tema, me he pasado los últimos tres meses, intentando que mi madre compre alguna enciclopedia, llamando a todas las editoriales fingiendo ser una viejecilla necesitada, aunque en ocasiones engañaba a mi abuela diciendo que le llamaban de ‘el diario de patricia’ sólo para que se pusiera cinco segundos al teléfono y luego fingir autoridad quitándoselo y preguntando con voz viril: “Si, Dígame. Ah perfecto pásese mañana que estará mi mujer…”.

Aunque últimamente mi abuela sospechaba y creo que llegará a la conclusión de que eran posibles clientes…

Mi madre es una persona muy lúcida e inteligente, ha salido a su hijo claro.

Al principio trataba a los comerciales con muy poco tacto, bastaba con un “buenas tardes venimos por lo de la enciclo…” para que recibieran un fuerte portazo en las narices.

Dicha situación reflejaba un pasado truculento y tormentoso con alguna mala transacción, llámese Timo, entre cierto vendedor y cierta mujer.

En otro par de ocasiones incluso llamó a la policía, porque uno de los comerciales había dejado atrancado el pie en la puerta y mi madre trababa con fuerza de cerrarla.

Recuerdo que me gritaba: “Trae el cuchillo jamonero, Manolo, rápido!!”.


Al llegar la policía se encontró a una mujer empujando una puerta con un zapato suelto casi seccionado por la mitad y como excusa empezó a hablar de rumanos y asaltos a casas: "Que les rocían con un espray mientras duermen, agente!!"

Desde ese día, decidió utilizar una nueva táctica: Tenía pensado crear una galería de los horrores comerciales.

El pasillo de la entrada se fue llenando poco a poco con obras dignas del mismísimo MACBA de Barcelona.

Un zapato de ediciones Altalla, la corbata de grupo Vox, una gorra de Pizza Hut, la manga de una chaqueta de Planeta Agostini y un extraño gorro rojo con antenas de la editorial planeta Astraco.

Los muy tontos se pasean por la calle ataviados con un traje rojo y un gorro con antenas, cuando todo el mundo sabe que si fueran verdes venderían más.

Pero bueno acaso ¿Alguien ha visto un extraterrestre rojo?

Bueno mi abuela si, pero eso es otra pastilla..., digo otra historia.


El asunto es que mi madre se cansó de tal horripilante museo y decidió utilizar otra maquiavélica táctica.

Un día cambió el chip y se convirtió en la clienta más amable y detallista que un comercial puede tener, hasta tal punto que salían corriendo despavoridos.

Era tal la pesadez que provocaba que hasta el comercial se sentía incómodo.

Uno incluso llegó a regalar la enciclopedia si mi madre dejaba de decirle lo delgado que estaba y que comiera algo más de la montaña de pastelitos y galletas que a punto estaba de formar una avalancha.

Dolores contraatacó retando que tal vez se lo pensaba si el comercial era capaz de comerse sólo la mitad del plato.

La muy condenada había puesto sal, guindilla y unas extrañas pastillas amarillas que dice que encontró en la habitación de la abuela.Con la tiempo que estuve buscándolas en vano...

Pero como a todo cerdo le llega su san Martín, que debió de ser un santo muy sanguinario, mi madre se encontró con su antónimo.

Era un comercial sumamente orondo y bajito.

Ante mis ojos pude ver un duelo al más puro estilo Western, incluso llegué a oír el silbido de Ennio Morricone acompañando los torpes pasos de tan maño vendedor.

El silbido resultó ser la tetera en el fuego indicando el primer asalto.

El astuto comercial no sólo llegó a zamparse más de la mitad de las provisiones sino que incluso pidió un poco de pan, para acompañar los polvorones.

Mi madre entró en cólera. Poco a poco un extraña protuverancia empezó a brotar de su frente. Una gran vena surcaba por el tejido subcutáneo, revitalizando y alisando las arrugas de su tez.

No era el momento de decirlo, pero mi madre está muy guapa cuando se cabrea. Rejuvenece 10 años.

La maquinaria mental de Dolores comenzó a funcionar a marchas forzadas, tantas horas de sudoku tenían que dar su fruto.

Creí ver un humillo salir por sus orejas pero resultó ser otra vez la tetera indicando el segundo asalto.

El esbelto púgil de la esquina roja pidió un relevo en este extraño duelo como si de pressing catch se tratara y ocupando su puesto intenté no pensar en el posible ‘Tortillazo cobra’ que era capaz de realizar mi oponente.


Mi compañera se perdió por el pasillo, momento que aproveché para jugar al famoso maletín o combate amañado ya que mi idea si que era comprar.


Los reveses del púgil orondo vinieron en forma de relojes Viceroi, un centro de planchado Fagor y un masajeador de pies que recibí con pleno entusiasmo por sólo 180 plazos, de nada más que 30 euros. Una ganga vamos.

Pero eso eran sólo cosas materiales, yo quería mi enciclopedia con sus tomos separados, a ser posible con algún añadido de la historia del arte o pintura.

En el momento en el que iba a firmar, falsificando la firma como un verdadero experto me percaté de que la tetera llevaba sonando más de media hora y era inminente una explosión, que hubiera acabado con mi plan o firmando en el hospital, claro.

El caso es que mientras volvía feliz a mi posición, alguien había ocupado mi sitio y no era mi abuela, que desde la cocina observaba todo el espectáculo sospechando de mis actos.

Mi madre volvió con arrugas en su rostro, lo cual me desanimó.Indicaba que, cual viky el vikingo había tenido una genial idea, de insuperable efectividad.

Dolores contraatacó con golpes bajos, argumentando el auge de las nuevas tecnologías y el crecimiento de Internet, en el cual hoy en día no tienen cabida las enciclopedias.

Ese agarre mortal hizo retorcerse de dolor a su oponente.

“Los comedores actuales y modernos no albergan la posibilidad de sustentar el peso de ninguna colección”

El otro púgil contraatacó con que también disponían de versión dvd ‘de fácil acceso y limpio almacenaje’.


Mi madre argumentó: ‘Oiga, mi hijo es un excelente Jocker’.

‘no, no. Hacker, mama, Hacker!’ respondí, no siendo consciente de mi acusada situación.

La gota que colmó el vaso salió de la tetera y fue a parar a la copa de nuestro invitado. Una extraña nube de vapor le dió un aire de poción de bruja.


Finalmente la palabra ‘Wikipedia’ hizo tambalear al malogrado comercial que cual perro asustado salió rodando por las escaleras del rellano con el rabo entre las piernas.

El caso es que mi madre superó todas mis expectativas una vez más y decidí rendirme alzando mi pañuelo blanco y sonándome de forma estruendosa.

Por mucho que me resistí no pude ante las torturas psicológicas y confesé que todo había sido por mi culpa.

Ya que había dejado que mi abuela, la pobre, llamará ante mis ojos a todos esos teléfonos para conseguir su tan deseado masajeador de pies y no hice nada para detenerla.

Incluso fingí lágrimas, fue una gran actuación.

Mi madre me soltó “pero tú te piensas que soy boba o qué , tontorrón!” y recibí un revés digno de Rafa Nadal.

Así que terminé haciendo la faena del anhelado artilugio de mi abuela, gratis, durante mucho tiempo.

Bueno, y ustedes pensarán y ¿Tú para que querías la enciclopedia?

Pues lo cierto es que me pasaba todas las tardes revisando palabra por palabra, investigando, aprendiendo y un día mi querida enciclopedia que recién cumplía diez años, desapareció, dejándome sin mi culto entretenimiento vespertino.

El lado oscuro de la historia es que ésta, reapareció en un cash converter a cambio de un dinero con el que se pagaron a más acompañantes de amistad que últimamente habían subido el ipc de sus comisiones.

Para finalizar decir que igual que el ave Fénix, renací de mis cenizas, como esas que están escondidas bajo la cama, justo al lado de los caramelos de menta, y he conseguido engañar a mi abuela fingiendo reuma manual transitorio.

El caso es que mi abuela sigue sospechando.
Lo cierto es que siempre sospecha o ¿Quizás es que sencillamente duerme con los ojos entreabiertos?

Relato enviado por Monologo (http://monologo.obolog.com)
Gracias Monologo por enviar tu relato ;)